11.19.2021

Hora de Almuerzo

 



13:12
- Oye, amor, cacha que que vi un video que hizo la loca de 2 Broke Girls que me gusta, la Beth Behr con su esposo de la “vida real”, el de Mad Men. Se llama “the argument” (la discusión). Es absurdamente chistoso, o yo estoy muy volada ahora…de cualquier forma, véelo.

13:25
- Amor, no sabí nah lo qué pasó
- ¿Qué pasó?¿Por eso me llamaste denante?
- Sí, te quería mostrar, pero ya no tiene sentido. Limpié.
- Ahhhh ¿botó un macetero?
- Sí, pero no cualquier macetero. No era uno de pared.
- Mmmmm, ese largo que tienes.
- ¿Cuál largo? Tengo muchos largos, puede ser cualquiera, tienes que cachar.
- Ay no sé po’, uno de esos.
- Agggg…Tu maldito gato se encaramó por la repisa que me regaló mi papá; se paró en un milímetro de repisa y se abalanzó sobre el último macetero que coloqué, ese macetero en donde puse la estúpida planta por la que es adicto.
- Aaaaaaaah, esa planta. Chuuuuuuuuuu!
- Se abalanzó cuando yo estaba en el pc y botó todo lo que estaba a su paso con la planta, y toda la tierra fue a dar el living. Lo peor es que el desgraciado ni siquiera tuvo la decencia de arrancar, como lo hace la Toña. Noooo, él no, el saltó con estilo, se dio la media vuelta y volvió al lugar de los hechos, contoneándose con soberbia, el muy maldito.
- Esos son tus bebesitos po’ xD xD
- Qué bebesitos, satancitos diría yo. Lo mandé cagando castigao’ a la pieza, por falta de respeto. Una no puede tener nada en esta casa. Ni una huéa, todo lo matan, todo lo destruyen. Mis pobres plantitas.
- Uyyy pero es tan negrituuuu, tan esponjosito, después lo vas a andar acariciando.
- Ahaaaaaaá, es un maldadoso.

14:30
- Está llorando y rasguña la puerta y maúlla como condenado. Pobrecito, lo voy a ir a buscar. Nos vemos a la tarde! Te Amo <3

14:31
- Cacha que lo fui a buscar y la Toña estaba arrastrando su patita por el otro lado de la puerta también :^^: Ternuras :3



Mayra Olate

11.13.2021

Todos los caminos llevan a África

 por Mayra Olate


Siempre me ha gustado bailar. Desde que tengo uso de razón, mi cuerpo se ha sentido atraído por el sonido de los tambores y, cada vez que empiezan a sonar, mi cuerpo comienza a moverse por sí solo, de manera independiente, incluso antes de que mi cerebro le envíe la señal. Antes no sabía cómo explicarlo, solo sentía muchas ganas de moverme y de bailar, aunque estuviese sola, aunque estuviese con gente, lo único que quería era expresar con mi cuerpo lo que me transmitían los tambores. En esas instancias también volvía a mi niñez: cuando veía documentales en donde mostraban los hermosos atardeceres anaranjados y calurosos de la sabana, pensando en que me habría gustado estar allí, aunque fuese por un momento, y le decía a mi mamá que cuando grande yo me iba a ir a vivir a África.

Todos mis amigos saben que yo tengo sangre africana, no porque me haya hecho una prueba de adn o porque alguno de mis padres fuese africano, si no porque tengo esta fuerte sensación de conexión con todo lo que remite a África: su cultura, sus paisajes y su gente y, a pesar de que no tengo prueba alguna de esta conexión, lo creo y siento profunda y fervientemente. Es por eso que, cuando tomé un curso de bioética medioambiental el año pasado en donde me enteré de lo que para mí fue, la revelación más revelación de todas las revelaciones que había tenido hasta entonces, sentí que, después de todo, yo no estaba loca y les voy a contar el porqué.

En 1851, el etnólogo James Prichard bosquejó una idea que, en ese momento, comenzó a gestar una teoría: señaló que habían suficientes razones para concluir que los seres humanos como los conocemos hoy -homo sapiens- descendían de la población negra de África. Posteriormente, en 1871, Darwin con su teoría de la evolución del ser humano a partir del gorila o el chimpancé, indicó que lo más probable era que los ancestros tempranos del homo sapiens tuvieran su origen en África. Más adelante, y con el surgimiento de los estudios a partir del adn mitocondrial, se respaldan científicamente estas teorías. En 1980, Brown propone, por primera vez, que los seres humanos poseen un ancestro mitocondrial común que habría vivido hace más de 180.000 años en el continente africano. Finalmente, en 1987, Cann, Stoneking y Wilson demostraron que el homo sapiens nació en África entre 140 mil y 290 mil años atrás aproximadamente y, desde allí, migró al resto del mundo*.

Este gran descubrimiento deja invalidadas muchas creencias y discursos de odio provenientes del racismo y xenofobia que profesan algunos. Nos da a entender que todos los seres humanos tenemos el mismo origen, una aldea común, una misma matriz que nos moldeó a todos y que, además, es el continente de donde provienen nuestros hermanos afrodescendientes. 

Me parece que en una época como la de ahora, en la que la globalización, la virtualidad, la desconexión, el distanciamiento, la competencia, el aislamiento, el odio y temor hacia la migración abundan, es importante que se nos recuerde de dónde provenimos, nuestros orígenes comunes ancestrales, y es que, en definitiva: todos somos africanos. Y, si pensamos en aquellas cosas que caracterizan las comunidades y culturas de este maravilloso continente, nos vamos a dar cuenta que recorrimos un gran y largo camino para alejarnos de aquello que nos gestó: el contacto piel a piel, los ritmos naturales y el saber espiritual que nos otorga la madre tierra. 

Como nacida en Latinoamérica, no puedo dejar de pensar en mis raíces africanas: nuestro gusto por el baile y el movimiento; nuestros hermosos paisajes naturales; el calor humano que emana de nuestras relaciones sociales y la alegría con la que vivimos la vida. Somos inmigrantes en nuestro propio continente y, aún así, lo hemos hecho parte de nosotros. “Distanciar sin abandonar” diría una querida compañera, porque si bien nos hemos distanciado de nuestras raíces, muchos de nosotros no las hemos abandonado.

Quiero finalizar con un proverbio africano que me ha acompañado por mucho tiempo y que siempre tendrá sentido para mí:  «Hasta que los leones no tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador». Y es que nos han contado toda nuestra historia mal, porque todos los caminos no llevan a Roma; todos los caminos llevan a África y ahora son los africanos los que deben contarnos nuestra propia historia.

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*Origen del humano moderno. En Nationalgeographic.com y Enciclopedia colaborativa digital Wikipedia.org