2.01.2024

Amor Gangrenado

 


Sentí como si me hubieses amputado de ti. En un corte preciso, incisivo y fugaz.

Sentí que era un brazo, una parte de tu cuerpo; una parte tuya, biológica, como eres tú -aún- parte de mí. Pero este brazo, esta Mayra, cometió un error. Comenzó a sentir por sí misma, a sentir amor, y lo peor, es que el amor empezó a brotar, a manifestarse, de a poco, por las uñas, por los dedos, por las palmas...había empezado a subir por tus muñecas y antebrazos cálidos, siguiendo el mismo recorrido que hace la sangre por las venas. Pero el error fue que, para ti, no era amor eso que se apoderaba de tu brazo, era otra cosa, una especie de gangrena, algo malo, que no correspondía sentirse: era un problema. Muchas veces lo señalaste como un problema; la contradicción; la terrible situación de sentir amor cuando no querías sentirlo. Solo necesitabas un arma para poder amputar este brazo gangrenado, antes de que se apoderara por completo de tu cuerpo. Fue angustiante esa búsqueda y esa espera por el arma, porque el amor subía de a poco, pero calando profundo y no había forma de detenerlo. Pero el universo siempre provee de lo que uno necesita para salvarse cuando se siente en peligro. Para ti fue otro amor el que usaste como arma, un amor mucho más certero, con historia y con futuro: el amor por tu hijo.


Ojalá hubieras sabido que mi amor no era gangrena en tu vida, ni necesitabas ponerlo a competir con otros amores; todo lo contrario: de haberlo aceptado con el corazón y haberte rendido -como yo me rendí- habrías comprobado que, cuando el amor hubiese llegado hasta el último rincón de tu cuerpo, no existía escenario alguno incapaz de ser superado por este amor puro, sincero y real, más real que cualquier otra cosa que nuestros cuerpos hayan experimentado antes. Ahora permanecerá dormido, en un profundo sueño, hasta que decidas despertar y volver a mis brazos, a ese brazo en particular, del que solo florece amor.

LACOMUN 1: esencIA

 esencIA


Leí que cada 7 años, todas las células del cuerpo humano se regeneran; es decir, alrededor de 30 billones de células se renuevan por completo cada 7 años. Me pregunté -hacia mis adentros- ¿qué nos hace ser nosotrxs entonces? Hay gente que habla de esencia; otros de alma; otros de espíritu. Lo cierto es, que existe una energía, un calor -o frío- que emanamos los seres humanos cuando estamos vivos. 21 gramos pierde el cuerpo una vez muerto, era el título de una peli. Pero la pregunta sigue ahí: ¿qué es lo que nos hace ser nosotrxs en verdad?¿o es que, al igual que nuestras células, nos vamos renovando también? Me hizo pensar en las famosas IAs. (Elon Musk instaló a una mujer el primer chip para “mejorar la salud”). De cierta manera, podríamos ser un poco como las IAs: nuestro cuerpo es el aparato -el pc o celular- y lo que está cargado en la nube activa el aparato, lo hace funcionar. Y eso que está en la nube no cambia, pero se mueve. Nuestros recuerdos, conocimientos y experiencias están en la nube, son intangibles, pero energéticos, y mientras nuestros cuerpos se mantengan vivos -o encendidos- nuestra “esencia/alma/espíritu” ocupará ese espacio, hasta que perezca y vuelva a subir a la nube, como Gokú.

El amor lo-cura

 


Se palpa la locura

De los 17 años

Que aún llevamos dentro.

El agua del acuario se desborda,

Cariño mío,

Y conmigo adentro.


Remeces tu cola

Para gritarle al mundo

Que te sientes vivo;

Caos existencial,

Juventud desorbitante

De este amor sorpresivo


Somos de agua

Tú y yo;

Amamos el movimiento,

Buscamos el cambio,

Incierto e inestable

De las olas del mar


Despliegas torbellinos

De pureza joven y absurda

Y ruedas en mis brazos

Que anhelan tu locura

Única y angelical 


Sireno de agua dulce

Te acompañaré en el caos de la tormenta;

Tomaré tu mano inquieta

Y atravesaremos mares y noches perversas


Estaré aquí

Porque el amor lo cura

Agua(r)dando

Hasta que nuestro acuario se vuelva a renovar

Con nueva agua para desbordar,

Con nuevo amor para cambiar.

Cangrejo

 


Es dura

La corteza del cangrejo

Porque se expone a los vientos del mar

Carga en los hombros

El peso de la vida

Caminando de lado a donde lo lleve el azar


Mira a Dios a los ojos

Cada vez que siente miedo

Y aparece el temor que surge al avanzar

Teme equivocarse; caer al precipicio 

culpando al destino de su absurdo pasar


Sabe que el desvío 

Es loable perdición 

Pues el agua bruta borra

Aquellas huellas que dejó 


Y no hay ruta diseñada

Libre de pesar

Su corteza desgastada

Es bélica señal


Pero el mar crea nuevos rumbos

Y le muestra uno de amor

No sabe si está limpio de miedos

No sabe tampoco, si es la mejor


Pero mira a Dios a los ojos

Y sabe que la fuerza está ahí:

Es la semilla, es el origen

Del caparazón irrompible que lo trajo hasta aquí.

No había caído en cuenta que te amaba tanto

 

Pienso en ti

Y comienzas a convertirte

En nota musical

A ser la única nota presente

Que suena

En la mayor parte

De mi meloso día 

"RE - melo - día"

-Me dirías 

"MI - melo - día"

-te diría.


Ni el jazz ni mi cama

Tienen el mismo sentido;

Ni mi hachismo poco austero,

Ni tu tabaquismo poco frugal.

Tu estela de mate y petén

Que me invitan a recorrerte

Y a las huellas que dejaste

Entre la cama y la cocina.


Ni acostarse de cara al sol,

Ni sentir el viento que empuja las nubes

De esos atardeceres

Padecientes

En el cobertizo.


El meneo de tu cola de sireno

Y los graves de tu barítono

Que resuenan

Aquellas mañanas en que paseas

Con tus pies descalzos

Por mis sueños.


Ni los más grandes miedos de la humanidad;

Ni los más dulces suspiros de un infante en su cuna

Logran dimensionar

La longitud del diámetro amoroso que nos atraviesa;

Contigo a un extremo;

Conmigo al otro:

Somos los dos ápices 

Al final de nuestro continuum.

Audiencia de tu orgasmo

 

No había conocido

el aire del cielo

hasta que te tuve entre mis piernas.

El estremecimiento dulce 

de tu cuerpo cálido 

contorsionado

extasiado.


Palpar con mi lengua

la textura aterciopelada

de tu exterior

y tocar con mi pecho

el latido potente

de tu llama interior.


Me enamoré de tu clímax

de tu cuerpo

y de tu aliento

la primera vez que volaste

en el escalofrío del amor consumido.


Fue un privilegio,

cariño mío,

haber sido

audiencia de tu orgasmo.